En este año de 2022 que se conmemora el 50 aniversario de la disputa del Mundial de Fútbol de 1982 en España, quería recordar algunos detalles de su repercusión en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuan.
El coliseo sevillista acogió dos partidos, uno el 14 de Junio entre Brasil y la URSS correspondiente a la primera fase, el cual presencié in situ desde la tribuna alta de fondo, y otro el 8 de julio correspondiente a una de las semifinales entre Alemania y Francia, que resultó ser de los mejores partidos, siendo toda una oda al fútbol.
Decir también que Sevilla fue la sede la selección brasileña, disputando el primero de sus tres partidos en Nervión, concretamente el reseñado anteriormente ante la URSS, y los dos siguientes ante Escocia y Nueva Zelanda en el Benito Villamarín.
Para ello, el coliseo sevillista se preparó convenientemente, y se realizó una remodelación acorde al evento. Entre las actuaciones más destacadas se colocó la visera o cubierta de la grada de preferencia, ya proyectada desde la inauguración, se construyeron nuevos vestuarios, sala de prensa, un foso perimetral al terreno de juego, el cual eliminaba las vallas separadoras del público que tan molestas resultaban para la visibilidad de las primeras filas, colocándose igualmente el mosaico en la fachada principal obra de Santiago del Campo. Se cerró asimismo el resto de todas las fachadas pintándose posteriormente. Se procedió a colocar una nueva iluminación en formato horizontal, que sustituía a las cuatro torretas anteriores de las esquinas. Actuaciones todas que una vez finalizado el campeonato sirvieron para engrandecer las instalaciones.
Igualmente, y de forma específica, hubo que adaptar la grada de preferencia con multitud de pupitres para atender a la infinidad de periodistas que se acreditaron, y en los interiores hubo que preparar zonas de recepción y un centro de prensa, ya que el estadio del Sevilla FC fue el elegido para este menester en la ciudad, estando operativo las 24 horas. En cuanto al desmontaje de las obras específicas, hubo cierta dejadez por parte del comité organizador, teniendo que hacerse cargo el Sevilla FC, pues llegaba el inicio de la liga 82-83 con el RC Celta, y todo seguía igual, precisándose de otras necesidades para la competición doméstica.
Las obras fueron financiadas por el Banco Hipotecario, mientras que las específicas para el Mundial fueron asumidas por el comité organizador. De la financiación con la entidad bancaria antes mencionada, se generaron deudas en casi todos los clubs que cedieron sus instalaciones para sede del campeonato, lo que condujo al posterior plan de saneamiento, con la consiguiente conversión de casi todas estas entidades en sociedades anónimas deportivas, cuyas consecuencias nefastas ya conocemos actualmente. En el caso del Sevilla FC la deuda no fue muy alta, ya que las reformas acometidas en el estadio no supusieron un alto costo, pero igualmente sufrió los efectos negativos del cambio de marco jurídico a S.A.D.
En cuanto a las empresas que participaron en la reforma, la principal fue Hispano Alemana de Construcciones del grupo Rumasa, subcontratando con Sacom que se encargó de la fabricación y colocación de la visera, Montrel que hizo lo propio con la nueva iluminación y Pindesa que se encargó de la pintura. Las obras comenzaron en Octubre de 1980 coincidiendo con los actos del 75 aniversario del club, finalizando poco antes del comienzo de la cita mundialista.
A diferencia del resto de estadios, en el Sánchez-Pizjuan no se colocó marcador electrónico para la ocasión, ya que la entonces Junta Directiva del Sevilla FC, consideró que las condiciones económicas en la que se lo ofrecieron no eran las más idóneas, pues no existía patrocinador, por lo que el estadio continuó con los dos marcadores manuales que disponía en los frontales de los voladizos de preferencia y fondo, rotulándose para cada partido los nombres de las selecciones participantes.
